Poco, muy poco queda en la actualidad de la ermita de San Julián Hospitalario de Grañén. Creo que hay idea de volver a levantarla, pero de momento, si no ha cambiado la cosa en los últimos meses, tan solo resta de ella su muro oriental (la cabecera).
Se trataba de una ermita del siglo XVIII, construida con piedra sillar, ladrillo y tapial. Poseía nave única, segmentada en cinco tramos mediante arcos fajones, y cabecera de testero recto orientada al este. Su espacio interior se cubrió con bóveda de cañón con lunetos. Abría capillas laterales entre los contrafuertes. Tenía coro en alto, a los pies. El acceso se realizaba por el sur, por puerta de medio punto de ladrillo. Todos sus paramentos estaban encalados.
Dejamos constancia de su aspecto anterior con dos magníficas fotografías; una de Manolo Sorinas, del año 1996, y otra que nos hizo llegar Raquel Semolué, anterior, aunque no hemos podido precisar el año.